13 de enero de 2009

Barajas individualizadas.



A causa de las barajas encontradas en Italia, mucha gente sitúa los orígenes de las cartas del tarot en ese país. Hay quien asegura que la baraja realizada en 1412 por el boloñés Frances Fibbia, principe de Pisa en el exilio, es precursora del juego de 78 cartas que ha llegado hasta nuestros días, aunque no contenía cartas inferiores al 6.
Conocida como el Tarocchino y posiblemente utilizada para jugar a un juego inventado por el mismo príncipe, fue muy elogiada en su época. Combinada las cartas menores con una antigua baraja de figuras propablemente utilizada para predecir el futuro. Incluso hoy en día, algunos adivinadores retiran de la baraja las cartas inferiores al 6.
Hay quien piensa que el príncipe inventó los simbolos del tarot o que los adaptó de un modelo antiguo. Sus 22 cartas mayores parecen simbolizar el combate espiritual y moral que entabla el ser humano a lo largo de su vida. Su secuencia finaliza con el juicio.
El artista Maziona de Tartona copió la batraja de Boloña en 1415 y añadió las cartas infereiores al 6, sumando un total de 78 cartas. Otra baraja italiana de esa época, La Florentina (o Minchiate) que inspriró a Durero, constaba de 78 cartas de tarot, pero añadía los 12 signos astrológicos, los cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua) y cuatro de las 7 virtudes (fe, esperanza, caridad y prudencia)
A lo largo de los siglos, historiadores y ocultistas han estudiado el tarot y han creado sus propias barajas: Wirth, Grand Etteilla, Thoth y Rider. Algunas son variaciones de antiguas barajas. Sus nombres y simbolos se corresponden a las interpretaciones de cada diseñador. Sin embargo, los simbolos de la baraja Marsella (generalmente aceptada hoy en día como estándar) se basan en fuentes medievales estudiadas por el historiador francés Antoine Court de Gébelin en 1773 y apenas alteradas respecto a los grabaso en plancha originales.

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