10 de enero de 2009

La quema del Tarot


A finales de la Edad Media, la Iglesia, que se oponía al juego y a su especial énfasis en la suerte, y consideraba las cartas como un medio para unir a la gente con el pecado, procedió a la quema de muchas barajas del Tarot.
El primer ataque conocido fue redactado en 1377 por un monje suizo. Al parecer, el objeto de sus críticas no fue una baraja de 78 cartas, ni tan solo las 22 cartas principales del tarot, sino un juego de 56, posible precursor de la baraja moderna.
En 1450, un fraile franciscano del norte de Italia denunció las imágenes paganas que aparecían en las cartas. Su ataque retomaba la cruzada iniciada por san Bernardino de Siena contra l práctica del juego, generalizada en Italia.
En 1423, Bernardino fue el responsable de la destrucción de una serie de barajas diseñadas para importantes familias italianas. La baraja Visconti, creada por Filipo Visconti, Duque de Milán, se salvó milagrosamente de las llamas, y es una de las barajas más famosas que han llegado a nuestros días.

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